El Poder de la Ciudadanía.


Vivimos en un estado “democrático” en el que la representación de los ciudadanos la ostentan los políticos profesionales, que cada cuatro años renuevan mediante el proceso de elecciones esta representación o delegación de poder. Este ejercicio que realizamos no deja de tener una gran importancia, por muy denostada que esté en estos momentos la clase política, ya que el fin del estado democrático consiste en la búsqueda del bien común. Es decir, satisfacer las necesidades y aspiraciones de los colectivos que configuran una sociedad. Esta y no otra es la justificación del hecho democrático, que unos pocos tomen las decisiones adecuadas para que la mayoría pueda satisfacer sus necesidades y aspiraciones. Lo que nos lleva a recordar la archiconocida pirámide de Abrahan Maslow, reflejada en su obra “Una teoría sobre la motivación humana”, en la que se presenta recogen las necesidades humanas, desde las más básicas fisiológicas hasta las más elevadas autorrealización.

¿Qué sucede en un momento cómo el actual? En estos momentos constatamos que los gobernantes, a los que hemos dado esta atribución mediante el proceso de votación, no son capaces de dirigir y gobernar el país de forma que permita satisfacer las necesidades de los ciudadanos, más de 5 millones de parados,  mayor dificultad de acceso a la salud, recortes drásticos en educación, encarecimiento de tasas universitarias, emigración de los jóvenes mejor preparados y un largo etc. Pero no sólo es esto lo que sucede, por otro lado tenemos grupos de ciudadanos, reducido verdaderamente, que si están satisfaciendo sus necesidades, incluso por encima de sus expectativas, recordemos el hecho de que el consumo de lujo crece un 25%. La pregunta es obvia, ¿para quién gobiernan nuestros “gobernantes? Hemos fijado como postura que el ejercicio del poder es para satisfacer las necesidades del colectivo y si en estos momentos las necesidades satisfechas sólo son de una pequeña parte de la sociedad, ¿qué está sucediendo?, pero vayamos más allá, ¿qué camino nos queda?

Pues efectivamente ciudadano, nos queda la fuerza de la ciudadanía reivindicando sus derechos, reivindicando sus necesidades y reivindicando las injusticias. El fenómeno político debe ir ligado a la realidad, nuestros gobernantes, en todos los ámbitos desde el municipal hasta el nacional deberían estar pegados a la realidad y buscar denodadamente el bien común, pero esto a veces se les olvida y es la obligación de la ciudadanía recordar insistentemente de manera fehaciente que el verdadero poder reside en cada uno de los ciudadanos. Ellos lo saben por eso algunas veces, o no tan algunas, se intenta distraer a la población con cortinas de humo. Hoy, el día después de la segunda huelga general que vive el gobierno actual, ante voces altisonantes que pretenden restringir más el derecho de huelga, con la supresión de piquetes informativos por ejemplo, merece la pena recordar que una de las características de la teoría general de Maslow  implica que “sólo las necesidades no satisfechas influyen en el comportamiento de todas las personas”.

Moraleja para los gobernantes: esto no va a parar, porque la ciudadanía tiene cada vez menos necesidades satisfechas, así que no pierdan el tiempo en generar cortinas de humo o intentando distraernos y dediquen todas sus capacidades a buscar el bien común que es lo que necesitamos.

Rafael Ramírez

rramirezgu@gmail.com

6 comentarios

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6 Respuestas a “El Poder de la Ciudadanía.

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  2. Anónimo

    quiero 2 preguntas de es poder de la ciudadania

  3. Anónimo

    respustas no hay

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